La construcción, la extracción de arena, la vegetación, el tránsito vehicular, el zarandeo del sedimento y el declive de la playa conspiran contra el futuro de la costa claromequense. Foto La Voz del Pueblo/InfoGEI

La construcción, la extracción de arena, la vegetación, el tránsito vehicular, el zarandeo del sedimento y el declive de la playa conspiran contra el futuro de la costa claromequense, según el análisis del presidente de la Dunamar S. A. y Los Troncos S.A., Alejandro Burgauer.

Preocupado por las evidentes señales de erosión en las playas céntricas que recientemente tomaron estado público, el desarrollador urbanístico detalló en una nota en La Voz del Pueblo, cuáles son las causas que atentan contra la calidad de la playa.

Edificación y extracción

«La construcción, hasta 2002 ó 2003 llegaba hasta la (avenida) 27, el frente costero se edificó totalmente», impidiendo que la arena -que desde el sur sube por la playa y llega hacia las calles- regrese a la playa por la cantidad de construcciones.

Otro aspecto que suma a la situación crítica que se observa en la costa es la extracción de arena, a partir de querer tener «la costanera despejada».

Recordó Burgauer que «antiguamente un delegado -creo que Banini- tiraba la arena sucia con tosca en el arroyo Claromecó».

Explicó que ese proceso generaba que el sedimento fuera separado de las tosquillas por acción del agua y la desembocadura lo depositaba limpio saliendo hacia la zona del faro.

«Habrá que mantener calles limpias pero la arena, en su totalidad, tiene que ser regresada de alguna forma al mar. No puede haber un camión de arena que se aparte de eso, y tiene que ser muy estricto», aconsejó.

Vegetación

La vegetación resulta ser otro ítem a tener en cuenta. Porque para evitar la fijación de médanos con plantas, el decreto provincial 3202 «exige que las nuevas urbanizaciones estén retiradas 250 metros de la línea de ribera oceánica», con lo cual para las nuevas edificaciones costeras se terminó la vista hacia la playa.

Confió que «en términos económicos para mí no es bueno porque la gente quiere vista al mar, pero hay una realidad que al recurso lo tenés que proteger. Si no te estas cavando tu propia fosa».

Para el empresario, el problema grande de la forestación es similar al de la edificación considerando que con el viento norte, la arena se encuentra en su camino con vegetación y no la puede mover.

En consecuencia planteó que lo ideal para este caso es «forestar» -como con el enquinchado- toda la franja de 100 metros como lo dice la Ley 8912 en su artículo 58, para que la arena no ingrese tierra adentro y quede retenida, sino que en la misma playa se la pueda detener con vegetación, para que quede «pululando».

Tránsito y nivelación

Otro aspecto a tener en cuenta, de acuerdo análisis de Burgauer, es el del tránsito vehicular. Al respecto señaló que «los vehículos hacen dos cosas, deforman el perfil aumentando la superficie de erosión del viento. Y la segunda, una cosa es la arena depositada, compactada por el flujo de las mareas y otra cosa es cuando la soltás. Los vehículos la remueven queda suelta, viene el viento y se la lleva».

También puso el ojo en el trabajo hecho por la máquina utilizada «por la delegación» para nivelar la arena en la playa. Destacó que si bien queda «muy lindo visualmente», al removerse la arena «cualquier viento se la lleva».

Contó como ejemplo que «el pasto salado» que desapareció por este trabajo entre Barlovento y el arroyo, dejó de atajar arena con sus raíces. Y a esto le sumó que por el mismo tipo de trabajo de nivelación de la playa, se le quitó la pendiente.

«Antes, desde el murallón venía el declive, y hoy al sacar la arena para extenderla, cuando ingresa el mar llega mucho más cerca del murallón, erosiona más y se lleva más arena», remarcó sobre el final.

El agua

A todo esto Burgauer planteó -al margen de la erosión costera- un problema al que considera en un mayor grado de importancia. «La cuestión critica en la costa del distrito no son los médanos.

Básicamente es la disponibilidad de agua y la no afectación del recurso». Aludió al tema porque es un aspecto con el que debió lidiar para gestionar la ampliación de la planta urbana de Claromecó, debido a que la Provincia por el decreto 3202 le concede un espacio urbanizable de hasta 60 personas por hectárea, para las cuales dispondrá de agua potable para abastecer sus necesidades, aunque para su proyecto propuso un límite de 40.

«También es falso que debajo de la cadena de médanos necesariamente hay agua potable, hay agua pero no necesariamente potable. Por ejemplo Reta que tiene médanos por todos lados, no tiene agua potable y es algo que ya tomó estado público. El vivero tiene cadena de médanos y no tiene agua potable», explicó.

Y agregó que «dentro de nuestra propiedad en el Salto de Christian el agua es salada». En este sentido explicó que conspira contra la afectación del agua, «las excretas, el agua de lavado platos y de higiene personal que se están mandando al subsuelo.

Por eso obligatoriamente nos exigen para las zonas residenciales, biodigestores, para dar pretratamiento. Y drenes, para disponer. Y para zonas comerciales y multifamiliares directamente una planta de tratamiento». (InfoGEI) Mg

Comentarios de Facebook