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24 de noviembre. La noche del Día de Acción de Gracias.

Impecable, de traje de lana virgen azul marino Hugo Boss, camisa blanca de twill y corbata de seda bordó del mismo diseñador, Adriano cena el menú fijo Thanksgiving Special[1] a ochenta y ocho dólares de Il Violino, el restaurante de Pietro Aretino sobre la Avenida Columbus, a una cuadra del Lincoln Center, ese conglomerado modernista de mármol travertino donde se alzan los edificios que albergan la Metropolitan Opera House, además de las sedes del New York City Ballet, de la New York Philharmonic Orchestra, la Julliard School of the Arts, una de las universidades-escuela de música más importantes del mundo; el Walter Reade Theater: la sala de cine-artey varios otros teatros —además de las grandes plazas y toda la infraestructura edilicia administrativa y organizacional necesaria para el perfecto funcionamiento del Lincoln Center. Pero durante esta noche, esa mini ciudad de estilo modernista del arte y la cultura permanece excepcionalmente desierta debido al feriado nacional.

En Il Violino, Adriano ocupa la única silla de una mesa solitaria de la ventana de la ochava. En la larga mesa contigua, varios músicos de la orquesta sinfónica de algún país del este europeo comen y beben mientras, en altas voces, charlan en su lengua eslava y ríen.

Adriano oye las risas pero no consigue hacer conexiones emocionales con ninguna razón posible para reír. Sobre su cabeza, Pavarotti también ríe desde una fotografía en blanco y negro que ostenta la dedicatoria firmada de puño y letra por el tenor a “Caro Enzo”.

Casi en contacto con el helado cristal, Adriano cansa sus ojos traspasando ese vidrio que lo separa de la Avenida Columbus, que asimismo se encuentra desierta.

Ahoga su cena en un exceso de chianti.

Mientras come, imagina a Mallory. Ella camina igualmente sola y perdida bajo la luna que platea las arenas de Maui. Y todavía solloza.

Más tarde, Adriano también camina en medio de la noche neoyorkina ventosa y glacial. Recorre el larguísimo itinerario desde el Lincoln Center hasta su departamento de la Avenida Central Park West. En algún momento, gira hacia el este para internarse en la penumbra del parque.

Silencio, la noche tan gélida como su corazón exhausto de latir. Inmerso en la fronda oscura, Adriano asciende paso a paso la Isla de Manhattan. Lejos a su izquierda, las lámparas de Central Park West no consiguen ofuscar la luz de las ventanas de los altos edificios art-déco que la bordean. Casi todas están iluminadas porque puebla esos departamentos gente que se ha reunido para las cenas que conmemoran la celebración más importante del año, Acción de Gracias.

Mientras Adriano avanza lento y cansino hacia el norte, palabras e imágenes van formándose en su mente; palabras e imágenes que son para ella. Palabras que nunca llegará a pronunciar. Imágenes que se disolverán en la fortuita nada del tiempo por-venir.

Nunca jamás se volvieron a ver.

                                                       FIN

Insanidad mental es repetir continuamente el mismo error esperando un resultado diferente*

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*Lugar común en Alcohólicos anónimos. Atribuido a Albert Einstein, probablemente apócrifo. Hoy, viral en el Internet.

[1] Thanksgiving: Acción de Gracias.

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