Por Primera Plana –A días de cumplirse un mes de la mayor inundación que sufrieron los pergaminenses en los últimos 21 años, PRIMERA PLANA se pregunta ¿Por qué se inunda Pergamino? ¿Es el cambio climático? ¿Es la poca previsión histórica de nuestros dirigentes? ¿Es el campo uno de los responsables? Voces a favor y en contra para entender un fenómeno cada vez más recurrente. Las consecuencias las conocimos y las padecimos, pero ¿cuáles son las causas? La palabra de los especialistas.

Inés Quiroz es geóloga, especialista en hidrología. Hace 28 años que es la encargada de monitorear nuestro acuífero, una de las personas que más sabe sobre el agua subterránea de nuestra ciudad. En diálogo con Radio UNO, su panorama fue tajante: “Pergamino se va a inundar siempre, hay que enseñarle a la gente a inundarse y no mentirle”.

 “La Presa no va a evitar una inundación, sólo nos dará más tiempo de acción”

La última crecida que tuvo a Pergamino desvelado, siguiendo minuto a minuto las condiciones del Arroyo y su caudal, no solo generó preocupación, también sorpresa. Hacía días que no llovía y sin embargo el agua no paraba de subir ¿A qué se debió?

“La última vez nos inundamos desde abajo, ni de la lluvia ni de la cuenca superficial” comenzó relatando Inés Quiroz ante los micrófonos de Radio UNO sobre las razones del fenómeno. “Además de la cuenca superficial que todos conocemos, Pergamino tiene una cuenca subterránea que llega bastante más lejos, y de ahí recibimos agua también, las napas fueron las que alimentaron el Arroyo y por eso lo hacían crecer”, continuó.

“Ocurrió cien veces, o sea, va a seguir ocurriendo, siempre. Es duro lo que digo, pero cuando nos hacemos cargo de algo que va a ocurrir siempre, dejamos de lamentarnos porque no hay obras hidráulicas”

Al ser consultada sobre las causas, la geóloga del Municipio de Pergamino desde hace más de dos décadas fue tajante, por un lado, la saturación de las napas subterráneas, y por el otro, el pésimo desarrollo que ha tenido la ciudad a la vera y cercanías del arroyo, ocupando así un área natural de evacuación del agua.

“Fueron loteados los terrenos de la planicie natural de inundación del arroyo, eso no tendría que haber sucedido nunca, pero con el paso del tiempo han ido loteando y siguen loteando: Las Lomitas, el Kennedy, etc. Lotearon lo que es un terreno natural de inundación de alivio de cualquier rio, en este caso del Arroyo Pergamino. Pertenecen a la cuenca del arroyo, pero es su planicie de inundación natural”.

En cuanto a la posible solución de la que se viene hablando hace años, Quiroz fue tan determinante como pesimista, una respuesta que se viralizó en los grupos de whatsapp de los pergaminenses que esperan la presa como solución ante el flagelo del agua.

“Yo sostengo que la presa va a ser una presa de alivio momentáneo, pero siempre se va a inundar Pergamino. Podrá retener 2, 4 o 10 o 12 horas el agua en la laguna que se va a formar pero nunca vamos a poder evitar la inundación porque por debajo va a haber igual movimiento de agua subterránea como la que llegó la última vez” y agregó “te demora la inundación, te da más tiempo, porque tampoco podés peligrar la represa. El máximo que retiene son 200 metros cúbicos por segundo, eso es lo máximo que deja pasar para que no nos inundemos. Cuando es más de 200 lo empieza a retener en el lago y cuando ese lago se empieza a llenar y llega hasta el tope de la represa tienen que abrir las compuertas y dejar salir toda el agua que ni te digo como arrastra. Tenemos unas horas, pero estamos en llanura, nos vamos a inundar igual”

“Cuando te avisan que van a abrir la represa para descomprimir el caudal, te inundas si o si, apenas te dan un margen de horas. No existe solución definitiva, no le mientan a la gente, no le digan que con la represa no se van a inundar más”

Como ejemplo a sus declaraciones, la geóloga dijo que “El Río Reconquista es la única presa en llanura, y si ustedes googlean van a ver que nunca dio resultado, por este tema de que el agua se va por abajo y no la podés retener” y agregó “Yo soy de Concordia, de Entre Ríos, ahí nos inundamos sí o sí, aunque este la represa que nunca pudo regular. Allá les enseñan a inundarse, a autoevacuarse, pero no le mienten a la gente. No hay que mentir para que el vecino pueda actuar con la verdad, sino mañana se van a enojar porque van a gastar una fortuna en la presa y se van a inundar igual”.

¿Ángel o demonio?

Sin lugar a dudas, las consecuencias de los excedentes de agua que hoy vivimos vuelven a alertarnos sobre el uso y cuidado del suelo. Nicolás Bertram es Ingeniero Agrónomo del INTA y realizó una exhaustiva investigación sobre el ascenso de las napas en la Región Pampeana, unas de sus conclusiones fueron los cambios que se implementaron en el uso de la tierra y como esos usos, han ido modificando su capacidad de absorción.

NICOLÁS BERTRAM

“Bajo nuestros pies corre un río subterráneo, lo que se llama la napa freática. Lo que creemos que esta pasando a raíz de lo que estamos analizando nosotros y gente que sabe muchísimo más que nosotros es que esta napa freática se vino acercando. En la década de los 70 estaba a los 14 metros en la Región Pampeana y hoy está, como máximo, a un metro de profundidad. Entonces, este acercamiento de esta napa freática que esta por debajo de nosotros en regiones planas como la nuestra puede tener dos explicaciones: o esta lloviendo más o los campos están consumiendo menos agua”.

Y prosiguió: “Según nuestros análisis no esta lloviendo más que en la década del 70. Hablamos en promedio. Hay años de mas y años de menos precipitaciones. Cambio un poco la frecuencia y la intensidad, o sea, hay menos eventos de lluvia con mas intensidad pero el promedio anual termina siendo mas o menos lo mismo”.

– ¿Y entonces? ¿Por qué si llueve lo mismo, nos inundamos más?

– Bueno, lo siguiente qui hicimos fue ir a investigar qué pasó con el consumo de agua que teníamos en los campos en la década del 70, eso sí cambio significativamente. En la región teníamos mucha más superficie de pastizales y pasturas que consumían mucha más agua durante todo el año y mucha más cantidad. El proceso de agrocultirizacion hacia el monocultivo fue un factor determinante, porque consumen agua en menor cantidad y durante 3 a 4 meses en el año.

– ¿No volvemos a demonizar a la soja y a la siembra directa?

– No está mal la siembra directa, en su momento fue una técnica muy buena, usada para de alguna manera conservar agua. Tampoco la soja es nuestro enemigo, el problema es que el ambiente no es el indicado para mantenerse equilibrado con la cantidad de superficie sembrada con soja. Entonces, son todas herramientas que ninguna por si sola es la culpable, pero si tenemos que entender que se dio un proceso donde casi 10 o 12 millones de hectáreas pasaron de pasturas perennes o un consumo de agua durante todo el año, al cultivo de soja que consume agua durante 3 o 4 meses en el mejor de los casos

– Para darles un ejemplo, una pastura base alfalfa consume entre 1200 y 1800 milímetros al año, o sea, si en nuestra zona llueven 900 los consume y el resto lo saca de su napa cercana. Un cultivo de soja o de maíz consume entre 600 y 400 milímetros al año, y llueven 900. Todos los años están sobrando entre 300 y 500 milímetros que van a recargar esa napa, por eso se nos achicó la maceta y hoy tenemos el agua en superficie. ¿Se entiende? Antes teníamos una maceta de 10 metros y hoy tenemos una maceta de 1 metro y a ambas le echamos el mismo balde de agua. Ahí están explicados los excesos hídricos de la zona en general. Después por supuesto, que hay casos mas graves si hay obras o no, si la construcción de los countries influyó o no.

Para concluir con sus perspectivas en torno a los fenomenos de inundación que estamos viviendo, Bertram fue en la misma dirección que Quiroz, “las obras van a ayudar, pero lo que nos dice Ángel Menendez que es un investigador del Instituto Nacional del Agua es que el fenómeno de la napa freática no lo vamos a frenar con obras, aunque las obras nos van a traer más tranquilidad”.

“La siembra directa ayuda a prevenir inundaciones”

El ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, dijo que las inundaciones que afectaron el norte bonaerense fueron porque “en una semana cayeron 300 milímetros de agua, algo que es infrecuente” y negó terminantemente que los anegamientos en las zonas urbanas se hayan producido como consecuencia de la siembra directa. “Y en el caso de la soja, éste es un cultivo que necesita mucha agua y absorbe la misma”, agregó.

“Llovió en menos de 24 horas, tres diciembre juntos, algo absolutamente infrecuente, pero esto es consecuencia del clima que estamos viviendo”, afirmó el ministro en declaraciones a Télam, y descartó que las inundaciones se hayan producido por la siembra directa ya que el sistema “es absolutamente beneficioso para cualquier cultivo” y destacó que “arar la tierra estanca más el agua”.

El funcionario añadió: “Uno ara y automáticamente compacta, la aireación dura dos días o tres, y rápidamente cuando viene el agua, se unen las partículas de tierra, pero la verdad es que la siembra directa cambió la agricultura”.

En sintonía con el Ministro, el Ingeniero Agrónomo José Luis Tedesco, miembro de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa explica que “la aplicación de la Siembra Directa en el tiempo, fomenta la creación de pequeños canales internos en el suelo por acción de insectos, lombrices, raíces y raicillas formando una especie de “túneles” que permiten la absorción, inflitración y almacenaje del agua de lluvia” y añadió “recordemos que el problema no es la soja, sino que exista su monocultivo; es decir, que se realice año tras año este cultivo de manera prácticamente única”.

Si algo está claro es que, ajenos a las causas pero afectados por las consecuencias, los pergaminenses siguen reclamando soluciones para volver a dormir con los dos ojos cerrados cada vez que comience a llover en la ciudad.

Las abundantes precipitaciones que sufrimos en este contexto nos empujan a un desastre productivo, ambiental y agroecológico con un doble daño y que en parte se podría evitar. Por un lado, el desaprovechamiento de toda esa agua que podría haberse transformado previamente en producción, y por el otro, el efecto negativo directo de estos desbordes sobre nuestros vecinos que sufren pérdidas directas irrecuperables, en muchos casos hasta por cuarta vez.

Atender a las alteraciones de las cuencas, planificación urbana ante las edificaciones, control de canales clandestinos, obras de dragado adecuado, fomentar la rotación de cultivos, etc. Todas herramientas factibles si se toman las decisiones políticas firmes, adecuadas y con proyección en el tiempo. Una proyección que nos resguarde en un Estado vigía de sus ciudadanos y no en un Gobierno cortoplacista que siempre mira para atrás buscando a los culpables.

Mientras nuestra eterna dirigencia política siga confundiendo Estado con Gobierno, seguiremos atendiendo las consecuencias en vez de las causas.

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Foto de portada: Berna Calabia

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