Hace apenas unos días, se informaba acerca de una muestra fotográfica que podía, puede, verse en la zona de las oficinas para atención al público del palacio municipal, con imágenes relacionadas con las estancias en Ireneo Portela del mítico guerrillero argentino Ernesto «Che» Guevara al cumplirse 90 años de su nacimiento.

Los baraderenses conocen que durante los años de su infancia, Guevara estuvo en reiteradas oportunidades y durante lapsos prolongados, en la casa que su familia poseía en un campo de Ireneo Portela. Todavía queda algún vecino que compartió horas de juego en la infancia con el Che y xconserva imborrable el recuerdo como así también perduran las anécdotas como aquella que cuenta la desesperación de toda su familia cierto día en que Ernesto desapareció sin que nadie supiera dónde se hallaba. La intensa búsqueda llevada a cabo por muchos vecinos de Portela que colaboraron en la tarea, permitió encontrarlo bajo un puente del arroyo Cagüané en compañía de un linyera con el que tomaba mates y conversaba.
Las fotos que se pueden ver en la muestra que se comenta y que se denomina «Portela, tierras del Che», continuará hasta el día 28 del corriente mes y puede verse en el horario de 7 a 12, es decir cuando las oficinas municipales atienden al público.

Un aporte

José Esteban «Pipo» Jeanmaire, es un caracterizado vecino de Baradero y durante sus años de estudiante cursó su secundario en el «Colegio Marín» de San Isidro y lo hizo junto a Ernesto Guevara, quien luego sería mundialmente conocido como el «Che» Guevara. Sostiene «Pipo» que Guevara, antes de emprender su aventura guerrillera en Bolivia, pasó por Baradero. Jeanmaire dice que Guevara estaba en un pequeño bar, ya inexistente, que por algún tiempo funcionó en calle Fray Justo Santa María de Oro al 600, casi esquina Anchorena, que lo reconoció e intercambiaron muy pocas palabras ya que Guevara le dijo que estaba muy apurado.
Por años recordamos esta anécdota y, cosas de la vida, hace unas horas encontramos a un vecino que durante varios años vivió en Ireneo Portela y, sin saber nada de lo que Jeanmaire había relatado, y comentando lo de las fotografías en la muestra del municipio, contó que cierto día estaba con sus padres y hermanos en la estancia de la que su papá era mayordomo cuando llegó un automóvil que se detuvo a unos doscientos metros de la casa. La familia, por la hora y la época, se hallaba en el parque, junto una pileta de natación, y el padre se levantó para ir en busca del ocupante del automotor ordenándole a los suyos que permanecieran en el lugar. Caminó los metros que lo separaban del auto y se encontró con una persona robusta, barbada, que descendió del vehículo con un saco que le envolvía brazo y mano y que le solicitó «permiso» para que descendiera un avión que llegaría en unos minutos. En realidad la forma era compulsiva ya que la negativa de parte del encargado no parecía aconsejable vista la situación de hecho consumado que se planteaba.
Así se hicieron las cosas y hasta el último día de vida, el mayordomo de la estancia alentó la sospecha que quien le había solicitado aquel permiso no era otro que Ernesto Guevara, con lo cual el relato de Jeanmaire tendría confirmación ya que en los dos casos coinciden el año, 1966, y la época. Un misterio más de los tantos que rodearon la vida del famoso guerrillero.

El Diario de Baradero

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