Cuando eran alrededor de las 18 de jueves, una extensa zona de nuestra ciudad se quedó sin energía eléctrica debido a un corte producido por, de acuerdo a lo informado por la empresa EDEN, «la salida de servicio de una línea». El corte se prolongó por espacio de una hora y media aproximadamente.
No somos los vecinos expertos en el tema por lo que no ponemos en duda que las razones aducidas serán atendibles, pero sí podemos levantar nuestra voz de protesta, airada, estentórea, ante los atropellos que de continuo se sufren por parte de una empresa que para lo único que sirve es para cobrar caro.
No se eleva la queja hacia el personal de la empresa, de ninguna manera. Tanto quienes deben desempeñarse en la calle como en las oficinas ponen lo mejor de sí. Los unos trabajando bajo el sol, bajo la lluvia, haciendo lo que pueden con elementos inadecuados o en merma. Los otros sonriendo, escuchando y sobrellevando de alguna manera las quejas continuas de los usuarios que diariamente y en cantidad, pasan por el edificio de Sáenz y Rodríguez a dejar sus lamentos.
La protesta la hacemos ante un Estado que mira deliberadamente para otro lado, que permite el cobro de tarifas abusivas y a cambio no exige que la prestación sea impecable, como corresponde a lo que se está pagando. Un Estado que hace la vista gorda cuando exige al quiosco de la esquina que tenga el «posnet» pero deja que EDEN no lo utilice y que, en medio de una crisis increíble como la actual, no obligue a la empresa a aceptar el pago con tarjetas de crédito como lo hacen todas las demás.
Todas a favor de un mismo lado, el Estado, que debe ser verdaderamente el árbitro en este conflicto, es un referí bombero que ni siqueira disimula que sus fallos son siempre favorables al «dueño de la pelota»
Ayer, con una térmica superior a los 35º, o sea cuando por primera vez en lo que va del año la temperatura subió como se espera que lo haga en verano, la empresa falló como tantas otras veces y muchos vecinos se quedaron sin un servicio que es esencial todos los días del año y mucho más cuando el calor, como ayer, arrecia.
Las tarifas, dolarizadas y confiscatorias, fueron permitidas porque así se harían las inversiones necesarias para que el servicio mejorara. ¿Hasta cuándo seguirán abusando de nuestra paciencia?

Gabriel Moretti

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