Cornudos

Por David Arébalo.

Ella besa a su novio tiernamente y dice: “para que no me extrañes”. Se retira de escena y se ve a sus amigas murmurando: “el viaje es lo mejor que le puede pasar- toda la escuela lo sabe, y Mía tendría que saber que Manuel se acostó con Sabrina”. Ella lo oye, y posteriormente la toma un primerísimo primer plano de un ojo lloroso y dice: “Alguna vez algo te dolió tanto que la tristeza no cabe en tu cuerpo” (Escena de la serie Rebelde Way 2003).

Las infidelidades son tramas corrientes en las ficciones televisivas, y eso no es una novedad.¿Por qué tematizamos los engaños? ¿son vicios culturales? ¿el adulterio conforma parte de nuestras vidas? El psicólogo Daniel Castillo sostiene: “La infidelidad implica un triángulo amoroso donde al igual que en el complejo de Edipo, existe una pareja establecida que es atacada en su estabilidad por un tercero quien busca quedarse con el amor de uno de los dos, desplazando al otro.” Es decir, al igual que cuando somos chicos, en las relaciones adultas buscamos ese objeto de deseo en la que existe un trasgresor a lo establecido (el que engaña), una víctima (el engañado) y un tercer participante que busca la conquista del amor que tiene otra persona.

“Quien no tuvo un amante, quien no dijo mentiras y quien no hizo trampa en el amor, que me lo diga” dice la canción del grupo Trinidad como un gran ejemplo de la cultura masiva para promover el sentido común a las traiciones y al quiebre del pacto de la monogamia. La mentira como recurso existente e indispensable para que la pareja siga funcionando. El engaño no es pactado por la pareja. Simplemente ocurre… ¿Quién no tuvo un amante?

Se considera al hombre más infiel que la mujer: “la que no se aguanta se pudre llorando en un rincón” dice el personaje de la Poncia en La Casa de Bernarda Alba de García Lorca, como una forma estructural del patriarcado en la que la mujer tenía que aguantar lo que sea con tal de sostener el matrimonio. En una suerte de cambio de época, la revista Cosmopolitan pública: “7 curiosidades que no sabías sobra la infidelidades” para justificar las promiscuidades femeninas por factores biológicos como la ovulación, que serían claves para entender por qué las mujeres también cometen adulterio. No se toman en cuenta ni componentes culturales ni psicológicos que comprendan las particularidades de cada relación. Ser infiel parece llevarse en el ADN.

“Con Ramiro tenemos una relación de poliamor” declaró Florencia Peña a Moria Casán en Intrusos, con ello trajo el debate sobre si era posible sostener una pareja que tenga encuentros sexuales con terceros. ¿Es la solución a la infidelidad? el poliamor implica una apertura a los deseos y expectativas de cada persona para vivir su sexualidad con los menores prejuicios para el goce. Pero… ¿Se puede escapar de las lógicas culturales en las que fuimos criados? Peña se quiebra al hablar de los audios de Ramiro Ponce de León con la modelo Belén Gonzales, dice que le molesta escucharlos aunque desde la razón justifica el accionar de su concubino, termina llorando. Por otro lado, la serie juvenil Élite, disponible en Netflix ,narra la relación amorosa de Polo con Carla, aburridos de la relación proponen que Carla mantenga relaciones sexuales con Cristhian mientras que Polo se transforma en vouyer (persona que goza mirando otros tener relaciones sexuales) en la que termino derivando en un trío sexual. Carla y Polo parecieran funcionar, hasta que solo Polo tiene relaciones homosexuales con Cristhian, y esto sería el fin de la pareja.

Entonces ¿seremos capaces de no sufrir más infidelidades? ¿qué acuerdos pueden ser sostenidos en el tiempo y ser honestos en las emociones de cada parte? ¿la monogamia funciona? La Cenicienta se quedó con el príncipe… aunque antes todas las doncellas del reino se probaron el zapato de cristal.

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