No siempre fue, como hoy día, que los campos se sembraban desde una máquina dotada de los más modernos adelantos técnicos. Épocas hubo en las que había que arar la tierra con el arado de rejas tirado por caballos.
En la foto se observa al que conduce las bestias, sentado, pero expuesto a los rigores del clima sin más defensa que un sombrero que serviría para atenuar los rigores del sol que se percibe intenso en la misma fotografía.
No han pasado tantos años desde entonces, el caballo ha pasado a ser, de herramienta de trabajo esencial, a una especie de lujo del paisano ya que su costo y especialmente su mantenimiento, necesitan de abundantes recursos. La labranza cero ha sustituido al arado y el tractor, mucho antes, había reemplazado al animal.
Ver la imagen hace valorar el caballo ya que mediante su auxilio se guerreó durante las batallas de la independencia, se conquistó territorio patrio, se establecieron las comunicaciones y, por si fuera poco, se araron y sembraron los campos de nuestra tierra. Sea la publicación un recuerdo y también un homenaje a los hombres que trabajaron duramente para su sustento y el de muchos otros y también para los equinos, que con su aporte fundamental, irreemplazable, posibilitaron tantas cosas valorables.

El Diario de Baradero

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