El 1 de Diciembre de 2001 se iniciaba una de las páginas mas oscuras de la historia económica Argentina, ese día se anunciaba el «Corralito financiero». La ley de convertibilidad cambiaria sancionada en 1991 obligaba al estado nacional argentino a mantener una cantidad exorbitante respaldo de reservas con respecto al dinero circulante, por ello se realizaron severos ajustes fiscales y una reducción drástica de la estructura del estado. Esta política no acompañada con medidas de protección de la industria nacional, pero sí por una descomunal especulación financiera, obligaron al estado nacional a endeudarse a un ritmo insostenible. A mediados de 1998 la crisis comenzó a hacerse inocultable, esto provocó que los candidatos oficialistas Duhalde-Ortega perdieran las elecciones presidenciales frente a la fórmula De La Rua- Alvarez que asumieron la presidencia pero no el costo de terminar con la convertibilidad que provocaría una brutal devaluación de la moneda nacional. Para lograrlo profundizaron el ajuste, en una desesperada y grotesca medida, el entonces ministro de economía Lopez Murphy, anunció una reducción brutal de la inversión pública incluyendo a hospitales, universidades y algo que rozaba lo criminal, reducción de las jubilaciones, estas medidas acabaron con el escaso apoyo popular del gobierno y obligaron al presidente a reemplazar a su ministro por el creador de la bomba de tiempo, el mismísimo Domingo Cavallo. El peso agobiante de la deuda externa y la baja recaudación de impuestos por la caída de la actividad hacía dudar a los bancos y a los ahorristas que el estado pudiera asumir sus compromisos de pago, esto los obligó a recurrir desesperadamente a la «ayuda» del FMI. La ayuda fue mas un grillete a la actividad que un incentivo, el «Blindaje» y el «Megacanje» solo aumentaron la deuda y sus intereses y profundizaron la crisis. El Sábado 1 de Diciembre del 2001 el presidente De La Rua anunciaba una «Bancarización» que escondía una retención forzada de los depósitos bancarios violando la intangibilidad de ese dinero. La restricción al retiro de dinero en efectivo de los bancos limitado a un simple goteo provocó una severa iliquidez en la economía informal, único sustento para un país con más del 30% de desocupación. El descontento social derivó en marchas, violencia, saqueos y finalmente los hechos del 19 y 20 de Diciembre, dos días de terror para el país que culminaron con la caída del gobierno. El corralito finalizó un año después aunque con otras medidas correctivas como el «Corralón» y la «pesificación asimétrica», esto no frenó una catarata de juicios al estado y a los bancos, algunos de ellos aún continúan.

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