Por Darío Difalco

“Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”

Eduardo Galeano

La golpeó tanto que las heridas internas le destruyeron el hígado y el páncreas, la tiro frente a la casa de su madre y les dijo: «ahi te dejé el paquetito»

No tuvo piedad, no tuvo miedo, fue tan «macho» para dejar herida de muerte a quien hasta unas horas antes decía amar.

Se habían conocido tiempo antes y mantenían una relación de idas y vueltas. Siempre marcada por sus celos y raptos de enojos violentos.

María Esther le tenia miedo pero siempre le daba, lo que el no hizo con ella, una oportunidad más.

Quizás ella había decidido sacarlo definitivamente de su vida y esto provocó la ira del «macho» que, después de golpearla y abandonarla, empezó a mostrar lo cobarde que era.

Primero se fugó y después se pegó un tiro de escopeta para terminar con su vida.

Fue tan «cagón» que no quiso afrontar la gravedad de las cosas que se le venían.

No me pone feliz que esté muerto, habría preferido que pague por todo el dolor que provocó dejando hijos sin su madre, nietos sin su abuela, una familia sin su hija, amigas sin su amiga y a todos nosotros sumidos en el más profundo dolor.

Fue «macho» con quien no podía defenderse, con quien no podía provocarle daños pero fue tan cobarde que se mató para no ir preso.

No todos los hombres son iguales pero por tipos como este es que a veces siento vergüenza de mi género. Perdón María Esther y perdón a todas las mujeres que perdieron la vida en manos de estos chacales.

Hay que trabajar desde todos los escalones sociales para que estos casos no se repitan. Como comunidad debemos comprometernos sin distinción política o de credo para que el «Ni una Menos» sea realidad.

Fabio Buey nos demostró que estos «machos» son los más cobardes.

 

 

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