En iniciativa que se aplaude, la Municipalidad de Baradero aprovechando la celebración del «Día del árbol» y como lo dejara reflejado El Diario, ha iniciado una campaña de plantación de árboles, cosa que constituye un hecho por demás importante para nuestra comunidad.
Las ventajas que aportan los árboles son incontables y los espacios más apreciados de cualquier ciudad los constituyen aquellos que los poseen en abundancia. Nuestra bajada de calle San Martín es ejemplo de ello, nuestra Plaza Mitre otro. Palermo, Caballito, Belgrano y otros barrios de nuestra Ciudad de Buenos Aires, lejos estarían de ser lo que son de no ser por los numerosos árboles con que cuentan.
En varias ocasiones desde estas páginas se ha hecho referencia al fenómeno que durante la década del 60 produjo la creación de la ciudad de Brasilia; desde ese momento se vivió un período durante el que parecía que todo lo «viejo» no servía y que era necesaria una renovación total y absoluta.
El comisionado militar de aquellas épocas, entendió que «las ciudades modernas no tenían árboles» y así fue que mandó talar numerosas especies de naranjo, parece que les tenía particular aversión, y así quedó, por ejemplo, sin sombra alguna la calle Anchorena. Es verdad que no había Concejo Deliberante y que el comisionado estaba a cargo de D. Ejecutivo municipal por la sola voluntad de los comandantes en jefe de las tres Fuerzas Armadas, pero también lo es que luego de eso se han sucedido varios gobiernos electos por el pueblo sin que ninguno se dedicara a la necesaria forestación de la ciudad.
La situación comenzó a cambiar a partir de la designación del Ing. Luciano M. Stábile a cargo de los espacios verdes municipales, el ingeniero creó el vivero municipal, hito esencial para todo lo que sea forestación y paisajismo, se empeñó en plantar árboles en nuestra costa afrontando las innúmeras dificultades que representa hacerlos prosperar, pese a ello ya hay a la vera del río una importante cantidad de especies que permiten augurar un futuro promisorio.
Lo que queda por delante no es poco, es necesario que las estacas, de sauce, de ceibo y de todo lo que se pueda, se produzcan localmente y también, llegado el momento, promover el intercambio con municipios de otras localidades que posean otras especies, para plantar en cada vereda, en cada espacio donde resulte posible, el árbol que ayude a que la vida resulte más placentera, cosa importante de verdad y que se logra con escaso esfuerzo y dinero.
El Diario alienta el trabajo que se inicia e insta a no decaer en el intento para que no resulte solamente fruto de un entusiasmo pasajero y formula el deseo que la decisión sea firme y consecuente.

El Diario de Baradero

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