Todos sabemos que en la actual emergencia social y económica, existen prioridades insoslayables como el padecimiento de muchas familias que no alcanzan, ni cerca, a adquirir los alimentos básicos para alimentarse dignamente. No hay discusión posible acerca de esto. No obstante, hay algunas cosas que dentro de otro ámbito, como el de la obra pública, hay que atender con cierta premura.
Recorrer nuestra costanera es comprobar los muchos visitantes que llegan a Baradero, especialmente los fines de semana o para estos días de las tradicionales fiestas. El camino con sus luminarias y plazoletas, hasta llegar a la rotonda es para el elogio, pero precisamente a partir de ese sector y hasta la entrada al balneario, todo cambia de manera drástica. El pavimento se encuentra en pésimas condiciones y en sectores es tanta la destrucción del asfalto, que los rodados optan por circular por la banquina haciendo que vuele la tierra con lo desagradable que siempre resulta tal situación.
Lo que se describe no se produjo en el lapso de las últimas semanas sino que se fue agravando año tras año sin que se hiciera nada por solucionarlo. Parece, como en otros sitios y casos de la ciudad, que se le asignó importancia al camino costero hasta la zona de la rotonda y que de allí y hasta la puerta de acceso al balneario, que sea lo que Dios quiera.
Resulta necesario arreglar el tramo de referencia ya que no compatibiliza con el resto del camino y que resulta un verdadero desatino si lo que se pretende, como se pregona reiteradamente, es promover el turismo.

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