Tardó en llegar, pero finalmente, a mediados del siglo XX, por primera vez en la historia del país, las mujeres argentinas pudieron depositar su voto en las urnas. Era 11 de noviembre de 1951. Entonces, lograba la reelección Juan Domingo Perón.

El voto femenino era un reclamo histórico de los movimientos feministas, que exigían la igualdad de derechos, deberes y oportunidades entre las mujeres y los hombres. Nueva Zelanda, Australia, Noruega, Uruguay y Rusia, entre muchos otros países, lo habían aprobado a fines de la Primer Guerra Mundial. En la Argentina, con excepción de la breve experiencia sanjuanina de 1927 y los simulacros de votación de las mujeres socialistas, se seguía demorando.  El mismo Partido Socialista tenía preparados proyectos legislativos, pero sin respaldo, dormían en las cámaras parlamentarias.

Pero finalmente llegó el momento. Durante la campaña presidencial de 1946, el Partido Laborista, que presentaba a Perón como candidato a presidente, prometió su aprobación. En paralelo, en julio de 1946, la Asociación Pro Sufragio Femenino lograba junto al senador por Mendoza Lorenzo Soler la presentación de un proyecto de ley que contemplaba los derechos políticos de la mujer, que otorgaba igualdad de género en todos los derechos y deberes que la Constitución y las leyes argentinas otorgaban al hombre. La Comisión de Negocios Constitucionales del Senado aconsejó sólo la sanción de los derechos políticos, y así fue aprobada el 21 de agosto.

El proyecto con media sanción fue girado a Diputados, pero allí fue trabado en las comisiones, donde chocaban varios proyectos similares, hasta septiembre de 1947. La presión de las agrupaciones femeninas y de la misma Eva Perón hizo que se retiraran las otras propuestas y que, finalmente, el 9 de septiembre, se votara el proyecto tal como se lo había aprobado en el Senado un año antes.

El 23 de septiembre de 1947, el Poder Ejecutivo promulgó la ley, que llevó el número 13.010, estableciendo que “las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos…”. Cuatro años más tarde, las mujeres votaban por primera vez.

En la fecha en que fue el proyecto consiguió su aprobación en el Senado, recordamos las palabras de Evita, defendiendo los derechos políticos de la mujer.

Fuente: Felipe Pigna, Evita, Jirones de su vida, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2012, pág. 194.

“La descamisada no puede ser olvidada y se le debe conceder el voto, que será el arma que hará de nuestros hogares el recaudo supremo e inviolable de una conducta pública. El voto femenino será la primera apelación y la última. En los hogares argentinos de mañana, la mujer con su agudo sentido intuitivo, estará velando por su país, al velar por su familia. Su voto será el escudo de su fe. Su voto será el testimonio vivo de su esperanza en un futuro mejor.”

 

Eva Perón

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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