Dichos-expresiones-populares 

DE PUNTA EN BLANCO

En los ejercicios para combate, los caballeros medievales empleaban armas de hierro ordinario que carecían de filo y llevaban en la punta un botón, como los floretes con que se aprende esgrima. Recibían el nombre de armas negras, en oposición a las que se usaban en los torneos, que eran de acero filoso y tenían el extremo afilado o, como se decía entonces, la punta en blanco. En esas lizas, los contendientes se presentaban ante el árbitro o maestro de armas acompañados de sus escuderos, quienes portaban los yelmos con sus penachos y los respectivos escudos. La gran pompa de esta ceremonia con música de fanfarrias y el espectáculo de las armaduras relucientes y los estandartes al viento quedaron asociados a la frase «estar de punta en blanco», que tomó el sentido de mostrarse con las mejores galas. Pasaron los tiempos feudales, pero el dicho subsiste. Sólo que ahora se aplica a cualquiera que luce impecablemente desde el peinado hasta los pies. Vestido de punta en blanco. Como para un torneo… de  elegancia.

GOZAR DE LA FRESCA VIRUTA

«Usted estaba sentado gozando de la fresca viruta.» Así da comienzo Roberto ArIt a Psicología simple del latero, una de sus inolvidables Aguafuertes porteñas. Tres líneas más adelante habla nuevamente de la fresca viruta al describir a su protagonista apoltronado en una silla de café, bebiendo cerveza bajo un toldo y repitiéndose, hasta el hartazgo, que la vida tiene sus partes lindas. «Gozar de la fresca viruta» consiste en eso: pasarla bien sin preocuparse por nada y disfrutando lo que se tiene a mano. Pero ¿qué relación existe entre el dolce far niente y eso que el diccionario define como lámina fina y enrulada que sale de la madera al cepillar? Ocurre que hasta no hace mucho era común aprovechar la viruta para rellenar colchones. Tanto las tiras de madera como el  aire que queda entre ellas son excelentes aislantes del calor. El relleno, además, se  acomoda muy bien al peso y la forma del  cuerpo. Por eso, en la era pre plástica, la viruta fue parte del ocio. Y gozar de ella, un  arte, que como dice muy bien Arlt, hacía sentir la vida más linda. Más liviana, más mullida y más fresca.

 

 ¡QUE LA INOCENCIA TE VALGA!

Esta fórmula, que da fin a las bromas típicas,  del 28 de diciembre, es condensación de otra más larga: «Que los Santos Inocentes vengan en tu ayuda». 0 sea, que ellos te guarden de los peligros de la candidez. El  Día de los Inocentes, que evoca la masacre  de criaturas ordenadas por Herodes, rey de  Judea, coincidió en los primeros tiempos con el Día de Reyes. En Roma llegó a ser jornada de duelo y ayuno, y en la Inglaterra medieval se acostumbraba ese día a despertar con azotes a los niños para recordarles así la degollación de los inocentes. La fecha cambió más adelante de sentido y el espíritu de penitencia cedió paso al de alegría por la santificación de los pequeños. En algunos conventos europeos, por ejemplo, el novicio más joven era designado abad durante las tres semanas previas. Pronto la celebración pasó al mundo laico y con ella nació la práctica de bromas alusivas: de los falsos titulares con que aparecen algunos diarios a los chascos de cualquier tipo, todo engaño es de esperar ese día.

Hasta que las cinco palabras consabidas –“¡que la inocencia te valga!”- desbaratan el juego.

 

 

 

 

MARTES 13

«No te cases ni te embarques» dice el dicho. Pero ¿a quién se le ocurrió que el martes 13 era día de mala suerte?  Vamos por parte. El número 13 se asocia a todo tipo de males. Las leyendas nórdicas hablan de 13 espíritus del mal; la venida del Anticristo y la Bestia aparecen en el capítulo 13 del Apocalipsis; en el Tarot, este número hace referencia a la muerte, y en la Última Cena de Jesucristo, luego de la cual fue crucificado, los discípulos fueron trece.

El día Martes no se queda atrás.»Marte», según la mitología griega, es el Dios de la guerra, por lo cual el día martes está regido por el planeta rojo, el de la destrucción, la sangre y la violencia. Además, la leyenda dice que un día martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel.

Razones sobran si se quiere pensar que el martes 13 es un día de desgracias y mala suerte. Eso sí, las connotaciones negativas que se le dan al martes 13 no tienen fundamentos científicos ni religiosos, por lo cual debes tener muy claro que sólo se trata de un mito. Incluso hay mucha gente que lo ha tomado al revés, por lo cual dentro de sus creencias, lo consideran como un día de buena suerte.

Tanto así, que durante ese día muchos apuestan por ese número en los juegos de azar. Pero ojo, que estas creencias también se aplican cuando el calendario marca el viernes 13, ya que la tradición anglosajona considera el día viernes como día de mal por ser el día en que Cristo fue crucificado, y si se le suman los trece discípulos. Además, la unión del viernes y el 13 se popularizó como consecuencia de la serie de películas de terror «Viernes 13» («Friday the 13th»). En otras palabras, la tradición anglosajona del viernes correspondiente a nuestro martes, aunque a estas alturas, existen personas que consideran ambos días «de mala suerte».

 

La mala suerte y la historia

La mala suerte asociada a este día se remonta a los griegos y al Dios Marte. Sin embargo, también viene de la mitología nórdica (celtas, druidas, normandos, vikingos) en la era pre cristiana. Se cuenta que a un banquete en el Valhalla fueron invitados doce dioses. Loki, el espíritu de la pelea y el mal, llegó sin invitación con lo cual el número de los presentes llegó a 13. En la lucha que se produjo para expulsar a Loki, Balder, el favorito de las deidades, encontró la muerte. Esta fue una de las primeras referencias escritas sobre el «infortunio» relacionado con el trece. Desde Escandinavia, la superstición se difundió a través de Europa, hacia el sur y al comenzar la era cristiana ya estaba establecida en los países mediterráneos.

Entonces, se dice que esta creencia fue reforzada con el episodio de la Última Cena. Y desde ese momento, invitar a trece personas a una cena significa buscar un desastre, lo que se cree hasta el día de hoy.

Y si se le quiere seguir buscando la «quinta pata al gato», hay muchos que toman en cuenta que las experiencias vitales del ser humano son 12, por lo cual una más, es decir, trece, significaría una anormalidad abominable.¿Cuáles son estas experiencias vitales? El yo, la posesión, la comunicación, el instinto, la creación, el servicio, la unión en pareja o en alianza; la sexualidad profunda, la trascendencia, espiritualidad o religiosidad; el poder; la proyección o los sueños y el dolor o la soledad. Además, y de acuerdo a la astrología, doce son las casas del universo astrológico, por lo cual una más rompe el modelo.

Esto de considerar al día martes y el número trece como fatídicos, ha dado lugar a refranes y supersticiones:

– «El martes, ni te cases ni te embarques». Este refrán es muy conocido y hace alusión a no tomar decisiones significativas ese día, porque pueden haber desgracias.

– Otro: “El martes, no te cases, ni te embarques, ni te embargues”. Quiere decir que no hay que firmar garantía alguna, por las dudas.

Otros refranes:

«El martes ni gallina eches, ni hija cases».

«El martes ni hijo cases, ni cochino mates».

«El martes ni tela urdas, ni hija cases, ni las lleves a confesar porque no dirán la verdad».

«El martes ni tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa tejas».

Y las supersticiones:

– No tener trece invitados en la casa.

– No cortarse las uñas o el pelo durante ese día, porque trae mala suerte.

– Muchos hoteles en el mundo no identifican el piso 13 y se saltan al catorce.

– En la mayoría de los autódromos de Europa, los boxes donde los autos cargan combustible y cambian de llantas, están numerados pero saltan del doce al catorce.

– Las aerolíneas evitan este número en sus asientos.

– Antes, muchos artistas tenían en sus contratos una cláusula por la que no actuaban el 13 del mes.

– Los jugadores de fútbol, u en otros deportes, evitan llevar el número 13 en la espalda de sus camisetas.

 

Revista Folkloreadas

Comentarios de Facebook