El escritor contó el curioso origen de algunas de sus novelas. Y de qué pretende de sus lectores.

¿De dónde salen las novelas? ¿Cuánto inspira la realidad? ¿Cómo trabaja un escritor? Algunas de esas preguntas rondaron por la charla que tuvo Federico Jeanmaire, ganador del Premio Clarín Novela en 2009, con el periodista Osvaldo Aguirre.

La charla se hizo en el stand que Clarín y Revista Ñ tienen en la Feria del Libro, como parte de las celebraciones de los 20 años del Premio Clarín novela. Jeanmaire lo ganó por su novela Más liviano que el aire, calificada como «desternillante y atroz». Se trataba de una mujer de 93 años que encerraba en el baño al muchacho que había ido a robarle. Y le hablaba.

Osvaldo Aguirre: ¿Cómo es el paso desde que ves algo hasta que te ponés a escribir? ¿Qué tiene que darse?

Federico Jeanmaire: A veces son noticias del diario… Y a veces es algo que me pasa. Por ejemplo la última novela, que acabo de terminar de escribir, es una novela de una trans, una mujer trans. Y me pasó que el año pasado cuando fui a España, fui con unos amigos a pasar el fin de semana a la montaña y cuando estábamos almorzando el domingo me dicen “volvemos rápido porque hay una amiga que quiere conocerte”. Entonces cuando viajamos me dicen: “no metas la pata, porque vos sos políticamente incorrecto, ella se operó, ahora es una mujer, se llama Elena, entonces tratala como una mujer”. Le digo “si, obvio, soy incorrecto pero no tanto”. Entonces la esperamos en un parque, una plaza grande. Llega un auto descomunal, porque esta mujer es de mucho dinero, es la CEO de una gran empresa, se abre la puerta del auto y baja un gordito pelado con muy poco de mujer. Estuvimos toda la tarde juntos hasta la noche y me fui haciendo amigo. Entonces en un momento le digo: “pero vos así no vas a levantar a ningún tipo, sos medio pelado también”. Y me dice “yo no me hice mujer para enganchar tipos. Me hice mujer porque me quería ver mujer”. De hecho, sigue viviendo con su ex mujer, siguen viviendo en la misma casa como dos mujeres, digamos. Y me pegó enormemente porque me encantó la respuesta y también me gustó otra respuesta que me dio, que fue que la operación tiene un posoperatorio muy doloroso, que lleva mucho tiempo. Y entonces le digo: “hablás muy bien como mujer”. Y me dice: “me llevó tanto como la operación”. Y escribí la novela, que tiene muy poco que ver con esta mujer trans en sí. Es muy raro cómo sacamos la novela. Es como que muchas cosas que se juntan y un día lo escribís.

-El personaje de tu próxima novela tiene una continuidad con los de las anteriores en cuanto a focalizar en las minorías, como lo hiciste con los chinos en «Tacos altos». Son temas atravesados por muchos estereotipos, con ideas agresivas. ¿Cómo pensás tu trabajo?

-Yo escribo sobre lo que no sé, sobre lo que me interesa y no conozco. La literatura es una gran herramienta para meterse en temas que nos complican. Yo creo en una literatura mucho más cercana al arte que a la realidad, eso se destaca en mis novelas. Entonces mis novelas se ponen en un contexto, no son políticamente correctas. El lector de una novela mía puede discutir lo que viene leyendo. Y eso a mí me encanta. La razón de mi escritura está en eso y es muy cervantino, es buscar un lector que reponga la significación, que agarre el sentido de lo que lee y que el autor no sea el que exhibe ese sentido. Y no me gustan los libros que termino de leer y lo único que puedo pensar es “qué bien que escribe este tipo” y no puedo pensar más nada porque ya me lo dijo el tipo que lo escribió. Entonces trato de hacer esas cosas. Y para eso tengo que trabajar en temas que no conozco

-Le dedicás a tu viejo la novela «Papá», autobiográfica. ¿Cómo aparece la literatura en la relación con tu hijo? ¿Cómo fue esa experiencia?

-El otro día estuve pensando en eso, porque hay una parte de Papá en la que yo digo “que mi hijo no sea ni militar ni escritor” y ahora mi hijo se está por recibir de ingeniero mecánico, pero está estudiando también Letras y acaba de terminar su primera novela. Entonces por ahí me equivoqué y está bueno equivocarse en la relación con un hijo. Mi hijo está muy presente en esa novela porque está muy presente en mi vida en general. Mi hijo se crió conmigo, ahora vive solo, y fue muy importante en ese momento de mi vida y no está más. Justo me acordé de eso y le escribí un WhatsApp y le digo “por ahí me equivoqué”. Y entonces me dice que «en una novela no importa”…

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