P1150040

Al cumplirse un mes del incendio del edificio de la estación del ferrocarril, los integrantes de La Asamblea de la Estación publicaron el siguiente texto en su blog.

“No. Esa fue nuestra primera palabra. Frente al abandono de la estación, frente al desguace del sistema ferroviario, se nos ocurrió decir no. No sabíamos que hacer, ni cómo hacerlo, fue, en principio un: No. Nuestro no nació de  nuestras entrañas, de nuestra repulsión por ver con nuestros ojos, el despojo y la violencia de una vida que no queríamos, que no íbamos a aceptar.

Nuestro pensamiento nació de nuestra no, compartíamos y compartimos un gran no, y muchos si diversos y heterogéneos. El no frente a la destrucción, el no frente a la negación de la vida de tantos pueblos que habían nacido y desaparecían con el ferrocarril, solo porque ya no era rentable.

Nos juntamos y pensamos como hacer algo diferente, como canalizar nuestra ira, nuestro no. Empezamos a preguntar, que era lo que había pasado, empezamos a concentrarnos, cuando podíamos los fines de semana, sin saber bien que hacer, pero si sabiendo que el simple hecho de estar ahí ya implicaba algo, ya estábamos diciendo “no aceptaremos esto”. Y así se dio, así empezamos, así nacimos, así conseguimos un nombre, un nombre adecuado a nosotros, un nombre que no limite, un nombre que habla de nosotros, del fluir, del pensamos y caminamos todos juntos, una asamblea, La Asamblea.

Y así caminábamos, y así anduvimos preguntando, y a veces en ese andar nos dimos cuenta que algunas preguntas molestan, sobre todo cuando son preguntas que no pueden ser compradas y bien que intentaron. Y arreglamos las cosas que pudimos y tomamos mucho pero mucho mate y reímos, y charlamos y discutimos y seguimos arreglando un poco más y seguimos tomando mucho mate y molestamos y nos sentamos en las escalinatas y ahí supimos de las mentiras y ahí supieron que sabíamos de las mentiras.

Y crecimos y conocimos mucha gente, nos conocimos. Y muchos se cansaron, nos cansamos y nos fuimos un tiempo, para después volver, sabiendo que cuando volvíamos seguiríamos estando ahí, porque de ahí fluimos, de ahí nacimos, de ahí crecimos y de ahí seguiremos ardiendo y naciendo muchas veces.

Nuestro No, nuestra rebeldía, nosotros.

Y nuestro No, entendió que el abandono de la estación y de los trenes era el reflejo de toda una sociedad, de la sociedad del capital, que en su primer mandamiento se leía “todo lo que no genere ganancia debe perecer”.  Pero también pensamos que nosotros no solo reproducíamos esa relación, sino que también nos oponíamos a esa idea y entendimos que nuestro caminar generaba esa oposición. Y esa oposición era una forma de vida, una forma de vida digna. Una forma de vida que de hecho elegíamos y elegimos.

Y así anduvimos y así crecimos. El fuego que generaba algo nuevo, el fuego que nacía cuando nos juntábamos pero que nos acompañaba todos los días fue generando conexión con otros fuegos que también generaban algo nuevo, algo digno, algo que se preguntaba cosas, que vivía de otra manera. Y ese vivir de otra manera genero cierto recelo y cierto temor a lo nuevo,  de quienes se aferran a la vida oscura y vacía, quienes se agarran y hacen lo que necesiten hacer para mantener sus vidas opulentas y sin sentido.

Aquella mañana desperté con un llamado, el cual sigo reviviendo. No podía ser. Llame a otros, me levante y fui, y si, era.

Parece que hay dos tipos de fuegos, antagónicos en lucha. Nuestro fuego, el fuego que genera algo distinto, que nace de nosotros como oposición ante una vida que nos quiere negar, que nace del fluir colectivo, que nace del colectivo, del pensar, del sentir entre todos. Y otro fuego que quema, un fuego que destruye, que borra. Ya lo habíamos sentido antes. De hecho toda nuestra vida está cargada con la presión de ese fuego que destruye. Siempre lo sentimos rozándonos, amenazándonos. Y ese día lo sentimos con toda su fuerza. Ahí estaba ardiendo sobre nosotros, quemando, borrando, oscureciendo ¿Cuántas cosas esconde ese fuego?

Y el fuego apago nuestro fuego y otros reían, no una risa colectiva y creadora, sino una risa oscura e individual. Y así como lo apago, renació, cuando todos lo daban por extinto, como es ley del fuego creador, de aparecer en cualquier lado y en cualquier momento, como es ley de la asamblea de aparecer y desaparecer en todo momento.

Y ahí estamos caminando, ardiendo, preguntando. Y ahí están ellos, con su fuego artificial, preguntándose cómo es posible. Es que no contaron con que hay fuegos que no se pueden quemar”.

 

Publicado por Asamblea La Estación

Comentarios de Facebook

1 COMENTARIO

  1. Y TODA LA GENTE QUE DIJO QUE IBA A APOYAR A LOS PIBES DE LA ASAMBLEA DONDE ESTA? Y LOS POLITICOS QUE FUERON A SACARSE LA FOTO? PASAN LOS SABADOS Y ESTAN CADA VEZ MAS SOLOS. EL PRIMER SABADO ESTUVO LLENO DE CHUZMOS QUE IBAN A VER QUE PASABA Y A USAR POLITICAMENTE A LOS PIBES Y AHORA QUIEN VA?

Los comentarios están cerrados.