Un tribunal australiano hizo pública en las últimas horas la declaración unánime de culpabilidad del cardenal George Pell, de 77 años, el número 3 del Vaticano y la más alta figura de la Iglesia condenada por abuso sexual de menores, en un caso de hace 20 años. La semana próxima Pell podría recibir unos 10 años de cárcel.

Pell, rodeado. (AFP)

Clarín se hizo eco de la sentencia el 11 de diciembre de 2018, pero el juez Peter Kidd impidió hasta este martes que se conociera oficialmente, para evitar que influyera en otro proceso por pederastia contra el religioso, supuestamente cometido en la década del 70.

Pell siempre insistió en su inocencia. “Y lo mantiene”, dijo su abogado Paul Galbally en un comunicado en el que además anunció que van a apelar.

La noticia causó conmoción en el Vaticano y el papa Francisco ratificó que Pell tiene prohibido ejercer el sacerdocio y el contacto con menores.

Este mismo mes el pontífice argentino expulsó de la Iglesia al excardenal norteamericano Theodore McCarrick, a quien ya le había quitado el título. Fue el castigo más duro y sin precedentes en el caso de un cardenal, antes de la excomunión.

La comparación de ambos casos es inevitable.

El papa tendrá problemas porque nombró a Pell como su “zar” económico en la Curia Vaticana, el órgano central de la Iglesia, y también como miembro de la comisión de cardenales que ayuda a gobernar.

Jorge Bergoglio no podía ignorar los antecedentes non sanctos de Pell.

Durante su pontificado, Benedicto XVI quiso nombrar al australiano como prefecto de la Congregación para el Clero pero desistió cuando sus colaboradores le informaron que estaba acusado de proteger a curas pedófilos como sacerdote en la ciudad de Ballarat y arzobispo de Melbourne y Sydney, las 2 principales sedes cardenalicias de Australia.

La policía del estado de Victoria lo investigaba además por sus propios episodios de pederastia, que finalizaron con el proceso que ahora lo sentenció.

Pell está en libertad condicional. Lo señalaron por un caso con penetración a un menor y otros 4 actos indecentes con chicos.

Este miércoles debe comparecer otra vez ante la Justicia y podría ser detenido al conocerse la condena, que según fuentes puede alcanzar los 10 años de prisión.

El papa le había dado una licencia para que viajara a su país a defenderse. Pero viendo los acontecimientos no le renovó el mandato de 5 años en el Consejo de Cardenales.

Pell no volverá a ejercer un cargo tan importante en el Vaticano. Ha caído totalmente en desgracia y las causas en su contra continúan.

Nativo del estado de Victoria, estudió en los centros católicos de Loreto Convent y St. Patrick, en su ciudad natal Ballarat, donde se destacó como deportista.

En 1969 entró en el seminario Corpus Christi de Victoria y fue ordenado sacerdote en la basílica de San Pedro en Roma. En 1971 se doctoró en la Universidad de Oxford (Inglaterra) en Historia de la Iglesia Católica.

En los 20 años siguientes fue cura y educador en varias parroquias y centros australianos.

En 1987 fue promovido a obispo auxiliar de Melbourne, la segunda ciudad de Australia, donde en el 96 fue consagrado arzobispo. 5 años más tarde pasó a ser arzobispo de Sydney, la metrópoli más importante. Y 2 años después el papa Juan Pablo II lo convirtió en cardenal.

Pell besando la mano de Juan Pablo II el 22 de octubre de 2003. (Reuters)

Pell besando la mano de Juan Pablo II el 22 de octubre de 2003. (Reuters)

En 2014 Francisco lo nombró prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, un estratégico dicasterio reforzado por la reforma de la Curia, con poderes cada vez más amplios que lo convirtieron en “zar” de la economía vaticana y estrecho colaborador papal.

Ya cuando era sacerdote en Ballarat comenzaron a surgir sospechas sobre su posible pederastia y cierta protección a curas pedófilos amigos.

En 2002, como arzobispo de Sydney, un hombre lo acusó de abuso sexual: el episodio ocurrió en 1961, cuando Pell era seminarista. La víctima tenía 12 años.

En noviembre de 2016 una comisión australiana lo interrogó en teleconferencia, pues el cardenal dijo que no podía viajar a Australia por problemas de salud.

Pell, escoltado por la policía. (AFP)

 

Pell dijo que en la década del 80 en Australia existía “un mundo de crímenes y encubrimientos” en la Iglesia católica para proteger a la institución, pero negó en forma terminante haber abusado sexualmente de menores.

En su investigación, la comisión australiana concluyó que el 7% de los sacerdotes del país habían cometido abusos entre 1960 y 2015. Y señaló que en Ballarat, la ciudad de Pell, había una red de curas pederastas.

El 29 de junio de 2017 la policía del estado de Victoria, tras años de investigación, presentó una denuncia por pederastia. Ese mismo día Pell le pidió al papa una licencia para demostrar su inocencia, lo cual, según determinó la Justicia, no pasó.

clarín.com

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