Cuando se decide que una calle sea bulevar, se contribuye al paisaje, a la oxigenación, a la estética. Se quita monotonía a las calles y la mejora resulta notoria. En la provincia de Santa Fe, las ciudades de Casilda y Firmat se cuentan entre las mejor trazadas de ese territorio y poseen cada seis manzanas una plaza y cada cuatro calles, un bulevar. No son muchos los que tenemos en nuestro Baradero, pero hay uno de ellos, el Florentino Ameghino, al que por estos días se lo nota en mal estado de conservación ya que aparecen crecidos los pastos y a tal punto se encuentran de altos que, en casos, muy poco falta para que oculten los bancos de cemento colocados en el paseo.


No se entiende la razón por la que el municipio abandona una tarea que puede decirse básica como es la de mantener el pastizal a una altura acorde con el paisaje y no dejar que, como sucede ahora, destaque más el yuyal que cualquier otro ornamento de las plazoletas del bulevar. Afortunadamente la solución está al alcance de la mano, no es costosa y resulta rápida: con pasar la «guadaña» todo estará mejor.

El Diario de Baradero

 

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