Seis días de aire a la semana por Radio Nacional (AM 870). Quién hubiera imaginado que Héctor Larrea llegaría a sus 82 años de radio más vigente que nunca. El locutor de Bragado celebrará vía zoom hoy con compañeros y amigos.

Sus 82 años vienen acompañados de un libro biográfico escrito por Martín Giménez, Una vida en la radio. Las fotos en blanco y negro muestran a ese pionero que se recibió hace más de medio siglo construyendo la historia del aire.

«Hetitor» debutó con carnet de locutor en LR9 Radio Antártida, en Arenales 1925. Su primer ciclo duró un año, iba dos veces por semana y se llamaba «Musicosas». Suele recordar aquel comienzo a pura risa: «Título más berreta, imposible, pero me sirvió para empezar en este camino, para lanzar el cuentakilómetros y hacer mis primeras experiencias».

A continuación, diez de sus mil frases para recordar:

-«A los que quieran hacer radio, aconsejo: pongan el alma. La radio dejó de ser un gran negocio y por eso no se va a fondo en los contenidos. En una época tan difícil, se necesita amar intensamente a la radio, que es lo mismo que amar a la gente. Para eso se inventó, no para nuestro ego, sino para ayudar al otro, para comunicarse. De lo contrario pierde todo sentido”.

-“Sin enemigos se vive mejor”

-«Fui más o menos como papá. No creo que haya sido el papá dedicado que debí ser. Pero creo que mis hijas me han comprendido. Y que todo no se podía hacer y tenía que darles una educación. Yo venía de menos diez. Había que trabajar mucho para darles una educación. Yo creo que recibieron una muy buena educación, la que todo el mundo se merece. Pero no he sido el padre dedicado que dicen los manuales que uno debiera ser. No lo he sido. Ya les he pedido disculpas y ellas me han perdonado. Iba a pocos actos escolares, debo ser honesto».

-«¿Cómo veo el futuro de la radio? Tal vez el futuro sea del podcast, el acto de querer escuchar una voz humana siempre va a existir, esa esencia del que habla y del que escucha. Pero es probable que el futuro sea de una radio pequeña que sobreviva por Internet».

-“Cuando enviudó, mamá Felisa, que lloraba todo el día, empezó sonreír con los chistes del locutor de radio. Entendí entonces que ese aparatito hacía milagros”.

“Nosotros nos quejamos pero no hacemos nada para que nos escuchen los jóvenes. La radio no es un medio para los jóvenes de hoy”.

-“Me retiré a tiempo de la tele. La televisión necesitaba un hombre novedoso, más reposado, no mayor”.

-“Creérsela sería considerarse importante. Por eso puedo decir que no me la creía. El ego habrá dado saltos, tumbos, pero eso duró muy poquito. Después se pasa”.

-“Desde que llegué desde Bragado nunca tuve barrio. Soy un desarraigado que me metí en esto porque mi barrio era la radio. Refugiado emocional. No sabía hacer otra cosa”.

-“Cuando era chico, era tan mágico que saliera por ahí una voz. Me parecía intraducible. No había explicación. Moviendo una perillita… ¡Magia!. Ahora vengo a darme cuenta de que intentaba encontrar un mundo menos cruel. Y la radio me lo dio”.

clarin.com

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