Voy a hablar de cultura de masas, la industria cultural, la fama universal, la celebridad y el éxito. La perfección en acción.

Imaginate si Boca o River hubiera comprado a Pelé después del Mundial del ’58. Directo del Santos a Buenos Aires. ¡Plop! ¡Este próximo domingo, Pelé viste la azul y oro en La Bombonera o la rojinegra en El Monumental!

Acá en Francia se vive una emoción semejante. La diferencia es que se trata del Paris Saint-Germain y de Lionel Messi, quien —como capitán de la Selección Argentina y junto a la misma— acaba de ganar la Copa América en Brasil.

Los franceses y los italianos son dos pueblos latinos de Europa. Igualitos a nosotros, los argentinos, los uruguayos y los brasileros. ¡Sangre latina!, como cantara Ney Matogrosso; es por eso que —tal como para los pueblos de los países sudamericanos que acabo de nombrarte— el fútbol aquí en Francia tampoco es un deporte sino una religión. Es una religión, algo sagrado, como en Argentina, como en Uruguay, y por supuesto, como en el Brasil de Pelé, de Garrincha, de Ronaldo y Ronaldinho, de Zico y —claro— de Neymar, el chico del Paris Saint-Germain. Te imaginás la fiebre que se vive durante este par de semanas acá en París. Eso. Así, tal como te lo imaginás. Y más.

Un par de noches después de que multitudes eufóricas (y no solamente compuestas de hinchas del Paris Saint-Germain) se hubieran hecho presentes en el antiguo aeropuerto de Le Bourget —mucho menor y más reservado que el Charles De Gaulle—, la ciudad base de este club futbolístico, París, parecía transfigurada ante la presencia de una deidad, de un dios. Cuando salgo al balcón a fumar un cigarrillo y, como siempre, fijo mis ojos en la torre Eiffel, veo que está iluminada de dorado —su tono default.  Dentro de unos días —espero, eso es lo planeado— la veré de azul y rojo, los colores del Paris Saint-Germain (y los mismos de la tricoleur, la bandera francesa). Si la celebración es similar en formato a la brindada al brasilero Neymar en su arribo al Paris Saint-Germain, en el ancho y descomunal travesaño de la torre aparecerá proyectada la inscripción LEO MESSI y la palabra BIENVENIDO. Esta imagen se repetirá y se irá modificando en traducciones sucesivas a muchos idiomas distintos. Fuegos artificiales estallarán y se esparcirán por el cielo, allá sobre el horizonte y atrás de La dama de hierro, el ícono universal que representa a esta ciudad y a este país en la conciencia universal. El descomunal artefacto de Gustave Eiffel y le ciel de Paris abrirán simbólicos brazos en una recepción digna de un jefe de estado —o de un monarca imperial, quizás— a La pulga, Lionel Messi.

Ya anduve merodeando por el Palais Chaillot, el Pont d’Iena y la explanada misma de la Eiffel en ocasión del triunfo de Francia en el mundial de dos mil dieciocho, entonces sé del quilombo y amontonamiento infernal que provocan las multitudes enardecidas que invaden esa área cuando hay grandes eventos deportivos. Así que reprimiré mis deseos y no participaré de modo presencial de la apoteosis del arribo de Messi al Saint-Germain y a París en la zona de la torre Eiffel. La segunda razón de mi abstención es la Variante Delta del Covid-19. A pesar de que esta nueva cepa del virus está haciendo estragos por el mundo, los parisinos en su mayoría se recusan a usar el barbijo o a guardar distancia social. Las masas de este país desprecian estas medidas cautelares: millares y millares de jilet jaunes (los chalecos amarillos) piquetean las calles de las ciudades francesas protestando contra estos decretos y leyes «dictatoriales» preventivas del presidente Macrón y las cámaras parlamentares. La estricta política restrictiva presidencial —anti-virus y pro-ciencia— le ha valido al presidente el apodo de Macroleón (por el emperador Napoleón).

Me encuentro solo en mi casa, pero igualmente descorcho una botella de rosé y levanto mi copa de vino para unirme y ser uno con todos los parisinos —y con la totalidad de los franceses fanas del fútbol. De mi parte, es un brindis orgulloso y esperanzado a la salud del mejor jugador del mundo, un pibe rosarino. Algunos locutores radiales y televisivos franceses hiperbolizan “Messi es el mejor jugador de la historia del fútbol mundial”. Yo —en oposición a varios de mis compatriotas argentinos, que tienen problemas afectivos y de comportamiento con respecto a La Pulga— coincido con la opinión de esos locutores. Simpatizo con Messi y lo amo como si fuese el niño prodigio de mi propia familia. Lo quiero con una ternura de hermano. Confieso mi parcialidad: Como para el fútbol soy un auténtico pata dura, la naturalidad con que este pibe maneja el esférico es para mí algo sobrenatural: mi admiración no tiene límites. Diossssss. Por fortuna, loco no estoy: la Wikipedia original (*de EE UU) coincide con estas opiniones mías, que son las de un hincha fanático de Messi: yo, el fana.

Often considered the best player in the world and widely regarded as one of the greatest players of all time, Messi has won a record six Ballon d’Oro awards, a record six European Golden Shoes, and in 2020 was named to the Ballon d’Or Dream Team.

Lo traduzco:

A menudo considerado el mejor jugador del mundo y ampliamente visto como uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos, Messi ha recibido la cantidad récord de seis trofeos Balón de oro, la cantidad también récord de seis trofeos Bota de oro, y en 2020 fue incluido en el Dream Team (Equipo de ensueño) Balón de oro”

Casi lo mismo afirma la versión en catalán de Wikipedia. Esto no precisa traducción, creo:

Dende 2009 ye consideráu por diversu organismos deportivos, por dellos futbolistes, por gran cantidá de ex-xugadores llexendario, entrenadores, deportistes d’élite y pa dellos deportistes, xugadores y téunicos el meyor de la hestoria

 

… legendario; el mayor de la historia”. No olvides esta afirmación durante toda la lectura del siguiente texto, ¿OK?

Todos los medios franceses -y deportivos del mundo- se congratulan, escriben y hablan de la presencia de Messi en este país, quien a partir de ahora formará una ‘trinca’ invencible (como dicen en portugués) con el brasilero Neymar y el francés Kylian Mbappe. Estos son tres deportistas excepcionales (el término exacto sería “superdotados”) que han estado jugando en el fútbol profesional desde los dieciséis o diecisiete años de edad. Ahora los tres forwards juntos encuadrarán esa perfección sincrónica en el manejo de la pelota de la que son capaces, quizás tan sólo estos tres chicos en toda la Tierra.

Los detalles del arribo de Messi al París Saint Germain al principio eran muy oscuros, pero de a poco sus detalles —igualmente excepcionales— se fueron develando y hoy son el clamor vox populi de todos los medios, igualmente deslumbrados. Parecería que la cifra que el jugador demandara para su nuevo ciclo como parte del equipo de fútbol catalán habría superado las posibilidades financieras o los deseos de pago del Barcelona. Los observadores calificados (y los fanas, también) afirman que las pretensiones de Messi estarían más que justificadas: Messi ha estado jugando y haciendo crecer la visibilidad y prestigio del club de la Generalitat de Catalunya de modo exclusivo durante casi la totalidad de su carrera profesional. Hace veinte años que Leo Messi viste el jersey rojo y azul del Barça.

De todos modos, la prensa amarilla internacional ha insinuado que la negativa del club a pagar el precio de Messi habría significado una expulsión del jugador del Barcelona. Ridículo. No obstante, aun si ese hubiera sido el caso, Messi habría estado desempleado por el equivalente a un segundo del mercado billonario del deporte más popular del planeta. Messi no pertenece a un universo externo al del fútbol, excepto en un contexto que abordaré más abajo: Messi es un futbolista intrínseco; los ojos del ámbito futbolístico no se apartan de Messi y de su excepcionalidad ni siquiera por ese exacto instante: Es imposible que ni por un segundo se produzca un eclipse del jugador Messi. Sin solución de continuidad Messi pasa del Fútbol Club Barcelona al Paris Saint-Germain. Period. Impasse resuelto.

¿Cuál es y quién puede adjudicarle un precio exacto y justo en este mundo pos-capitalista al deportista más famoso del mundo y de la historia? Hasta los norteamericanos, quienes en su gran mayoría aún no entienden mucho de ‘soccer’ (tal como ellos —y sólo ellos— llaman al fútbol) y sólo en los últimos años han comenzado a mirar los partidos, hablan de este jugador, saben de este jugador y observan admirados el brillo de Messi en la cultura deportiva. Los EE UU dan importancia superlativa al success, al éxito profesional. No es por nada que durante ese microsegundo durante el cual Lionel Messi estuvo ‘desempleado’, los rumores de compra se dividían y reducían a Francia o a los Estados Unidos de Norteamérica. Los norteamericanos “inventaron” el concepto moderno de ‘espectáculo’ (‘show’) y Messi es un espectáculo en sí mismo. Un show.  Messi, ese espectáculo en sí mismo, ahora habita en la misma ciudad donde Lady Di —the Pop Star, la máxima celebridad de la realeza británica y mundial— encontró la muerte tratando de huir de las cámaras de los paparazis que la perseguían en automóviles y motocicletas. Un trágico y amargo fin a la Dolce Vita. The End.

Pop Stars: no olvido que —además de Pelé— han existido un Maradona, un Fangio y un Senna. No obstante, Messi se halla en un flamante tiempo histórico durante el cual acaban de surgir nuevas «realidades» culturales y mediáticas. Esas dos comillas son pertinentes: Messi se encuadra e inscribe dentro de un paradigma que desplaza y excede el paradigma perteneciente al tiempo de los deportistas que acabo de nombrar. Se testimonia y teoriza hoy el advenimiento de la novel Era de la información espectacular. La noticia crea y ES ella misma espectáculo y entretenimiento: newsshow business & amusement.

Sin apartarme de este campo temático, sino extendiéndolo, te hago notar que en los medios ‘inteligentes’ (y en los más populares), en estos días recientes se ha estado escribiendo bastante sobre la inminencia del surgimiento de un flamante metauniversothe metaverse. Se lo describe como ‘the next thing after the internet’: lo que sigue (o lo que viene) después del internet. Es todavía indefinible, pero puede mirárselo como a un nuevo ámbito en el cual el mito (lo virtual) y lo real se fusionarían. Messi podría encarnar y ser emblema y avatar de ese admirable nuevo mundo. Mark Zuckerberg acaba de anunciar que desde ahora su medio social inicia el proceso por medio del cual Facebook transiciona hacia ese nuevo espacio, el metaverse.

La pandemia ha cristalizado esta fusión de lo real y lo virtual. Hemos visto la Copa América y las Olimpíadas de modo exclusivo y único por medio pantallas de LCD-HD de nuestras flats TVs o en los monitores Intel-HD de nuestros computadores y tablets. Desde comienzos del año 2020, el público del mundo real se ha extinguido: ahora alentamos a nuestros deportistas–medio como lo hice yo, solo en el balcón de mi depto de París: mirando luces de colores. Hemos estado viendo los partidos de fútbol tal como los jugadores de videojuegos observan y manipulan a los superhéroes de los video-games; su hábitat. Los personajes y el mundo se transforman en pixels que se desplazan en un orden armónico y satisfactorio. Placer cibernético. ¿Un simulacro del mundo futuro? El metaverse se acerca más y más a nosotros; nosotros marchamos de modo inexorable hacia el metaverse. Dentro de ese nuevo posuniverso, y para esa pos-audiencia donde el mundo real y el mundo virtual se han fusionado (el universo de mis nietos, la nueva generación), Lionel Messi es un superhéroe, una action-figure que se mueve de forma perfecta. El máximo superhéroe/action-figure del presente. Deus Ex-Machina.

El gerente general de MMO-Dual Universe, una de las empresas que están trabajando en el concepto del metaverse, el francés Sébastien Bisch, declara: «We believe that the metaverse will be the place where all forms of entertainment and media eventually converge, a gateway where they can be consumed… a single, persistent virtual environment shared by everyone on the planet

«Creemos que el metaverse será el espacio donde todas las formas de entretenimiento y media eventualmente convergirán, será el acceso al lugar donde éstas puedan ser consumidas… un singular (o ‘único’) medioambiente virtual compartido por todos los individuos del planeta».

Pero, para que nos entendamos, retorno al prosaico mundo terrenal. En el siglo pasado ciertas evaluaciones se determinaban por una simple operación matemática: se medía con una regla y se sumaba el total de centímetros de texto de prensa: se contaban el metraje total en diarios y revistas de las columnas escritas al respecto de un evento o un cierto personaje. Así se medía la importancia social, política, cultural, deportiva, filosófica o lo que sea de esos eventos o personas públicas.

Utilizaré una métrica diferente y más acorde a este momento de la sociedad poscapitalista: pragmática y pedestre (en la acepción del inglés “pedestrian”). Aquí y así detallo la respuesta real y concreta a un interrogante inevitable: ¿Qué tipo de recompensas (rewards) recibe y a qué universo tiene acceso, habita y se mueve este chico único en su especie, el jugador de fútbol —y tal vez el deportista en general— más prominente y de mayor exposición pública del tiempo presente?  En este preciso instante Lionel Messi es el deportista más famoso del universo conocido. Me repito, una y otra vez: Lionel Messi es el (en inglés lo adjetivarían «unique«, «único» en el sentido de “incomparable”) personaje público que por su mérito profesional se ha inserido en una esfera mediática de un novel espacio-tiempo inexplorado, antes inexistente.

Las publicaciones francesas y españolas afirman que la ‘prima’ del pase de Messi habría consistido en treinta millones de euros y que su salario será de cuarenta millones de euros por temporada. Hasta hallar un hogar, Messi, su mujer Antonela y sus tres hijos se hallan hospedados en el lujoso hotel Royal Monceau, localizado en la exclusivísima Avenida Hoche. A pesar de parecer una cifra imposible, la publicación española Onda Cero, y también Europa FM, informan que una habitación allí cuesta diez mil euros por noche.

Detalles como este otorgan acceso al estándar de vida de Messi, a quien la revista Forbes le atribuye una fortuna personal de trescientos millones de euros. Mientras jugaba en el Barça —sumados sus patrocinios y contratos publicitarios, y los dividendos y beneficios de sus inversiones financieras— Messi estaba percibiendo un total de setenta millones ochocientos mil euros al año. El Mundo menciona al pasar que tan sólo del Barça el jugador percibía doce millones de euros mensuales. En 2017 Leo Messi firmó un contrato vitalicio con Adidas, su mayor sponsor publicitario. Eso quiere decir que el campeón continuara patrocinado por Adidas por tanto tiempo como continúe activo en el mundo deportivo.

A bien de la exactitud, clarifico que hallo contradicciones aparentes entre las materias periodísticas disponibles sobre estas difíciles negociaciones durante la transferencia de Messi y sus resultados. Transcribo un párrafo tomado de Onda Cero:

¿Cuánto cobra Messi al año en el PSG y cuál es la prima de fichaje?

Según ha desvelado el diario, Leo Messi percibirá 40 millones netos por cada temporada, convirtiéndose así en el futbolista mejor pagado de la plantilla francesa, superando los sueldos de su amigo Neymar y de Mbappe, las dos grandes estrellas del PSG hasta la llegada del astro argentino. El salario de Messi en el PSG está por encima de los 35 millones que había acordado con el Barça antes de que su renovación con el club se rompiese. Además, Messi cobrará una prima de fichaje de 30 millones de euros.

Duración del contrato de Leo Messi

Además L’Equipe desveló que el PSG ofrecerá a Messi un contrato de tres temporadas, aunque el último será opcional, cumpliendo así uno de los requisitos del futbolista argentino: tener un contrato de al menos dos años de duración.

En la mañana de ayer martes Jorge Messi, padre de Lionel, voló a París en un vuelo privado para concretar todos los detalles del acuerdo. El domingo Messi se despidió oficialmente del Barcelona y desde entonces era libre para firmar con cualquier equipo. Ahora ya es del PSG.

¿Cuánto cobraba Messi en el Barcelona?

A pesar de que con el sueldo de 40 millones de euros netos por temporada, Leo Messi se convertirá en el futbolista mejor pagado del PSG, esta cifra está lejos del salario que el crack argentino cobraba en el FC Barcelona. El último contrato de Messi con el Barcelona estipulaba un salario de 71 millones de euros netos por temporada, por lo que en el club parisino, Messi cobrará un 40% menos.

  • Nota: Intuyo aquí que fue justamente esta cifra del último contrato de Messi con el Barcelona —esos 71 millones de euros por temporada— la que empujó al Barcelona a “dejar ir” a Messi, quien acaba así aterrizando con un paracaídas de oro en el campo de juego del París Saint-Germain, a pesar del quejoso cierre del artículo que cito aquí arriba (“… por lo que en el club parisino, Messi cobrará un 40% menos”).

Es la mañana del sábado 21 de agosto de 2021, y me hallo sentado escribiendo en mi departamento de Oberkampf-Parmentier, un barrio de París a unos cinco kilómetros del Arco del Triunfo. Lo hago con plena consciencia de que, mientras escribo este texto, sobre la Avenue Hoche, a media cuadra del monumento triunfal, Lionel Messi y su familia duermen o ya desayunan en el exclusivo y suntuoso hotel Royal Monceau. De modo inevitable, el pensar que ellos están allí, me trae a la memoria la mayor falacia reduccionista con respecto al universo y la persona de Messi, sobre la cual (la falacia) los argentinos tienen claro conocimiento. Los periodistas brasileños Roberto Amado y José Luiz Tejón —este último también publicista, no por mera coincidencia—, son los dos trolls que crearon y lanzaron la teoría conspiratoria que gravitó por un tiempo sobre la biografía de Lionel Messi. De acuerdo a este rumor tan inverosímil como falso, Messi sólo sería ‘funcional’ dentro de una cancha de fútbol —ya que padecería de Síndrome de Asperger. Esta es una de las varias formas de autismo semi incapacitante. Esta condición crónica colocaba a los sujetos bajo ese diagnóstico en el grupo denominado —de acuerdo a la jerga psiquiátrica (hoy políticamente incorrecta)— de idiots savants. Los así identificados serían individuos eximios en una única área (“sabios idiotas”) pero mediana o seriamente incapacitados para funcionar en todas las otras actividades corrientes de la vida. De modo frecuente, precisarían de asistencia para la realización de tareas simples o cotidianas.

Las citas (y cifras) a continuación desmitifican esta falsedad y exponen a Lionel Messi como el sujeto autónomo, el eficiente administrador de su propia persona profesional y privada que en realidad ES. Mi fuente aquí es Fórmula Europa FM:

Messi sabe muy bien cómo y dónde invertir su dinero. La gran mayoría de sus inversiones se centran en el mercado inmobiliario y gastronómico en empresas de su ciudad natal, Rosario, Argentina.

De esta manera el futbolista compró el edificio Aqualina, de 40 plantas cuyos apartamentos están valorados en un millón de dólares cada uno. En 2010 también adquirió el complejo residencial Azahares, situado en un barrio privado de Rosario, valorado en 27 millones de dólares.

En cuanto a sus propiedades privadas, Messi tiene una casa en la urbanización Bellamar de Castelldefels que compró en 2009 por cuatro millones de euros. Un precio que en la actualidad debe ser mucho mayor ya que el delantero se gastó la friolera de 10 millones de euros en reformas.

También tiene una amplia colección de coches de lujo, entre los que se encuentran una Ferrari 335 Sport Spider Scaglietti, un Cadillac Escalade 4×4, un Audi Q7, un Audi R8 Spyder, una Ferrari F430 Spider, un Porsche Panamera, un Lexus LX 570 y una Maserati GranTurismo MC Stradale.

Además, en 2018 el argentino compró un jet privado por 14 millones de dólares.

 

Voy a cerrar este perfil de Lionel Messi no sin antes transcribir una noticia publicada antes de ayer 19 de agosto en Yahoo! Deportes. La utilizo para fundamentar y justificar mi inscripción de La Pulga dentro de la nueva posrealidad del metaverseMessi ha detectado la importancia y potencialidad de ciertos artefactos del metaverse. En consecuencia —clarividente—, ya comienza a manipularlos.

 Lionel Messi lanzó su propia colección de NFTs, obras de arte no fungibles creadas con su imagen por el diseñador digital BossLogic, que saldrán a la venta el viernes, en momentos en que su figura acapara los medios del mundo por su reciente pase del club Barcelona al París Saint-Germain (PSG).

Messi, quien a los 34 años es un coleccionista de récords, tendrá ahora una serie de NFTs (sigla en inglés de token no fungible) que reflejarán los éxitos de su carrera, diseñados por el artista BossLogic, conocido por su trabajo con Marvel Studios y Disney.

El mercado de NFT, obras de arte que no existen en forma física, se ha disparado en los últimos meses. En marzo de este año, la casa de subastas Christie’s vendió una obra digital del artista conocido como Beeple por casi 70 millones de dólares.

«El arte es como el fútbol. Eterno», anunció Messi en su cuenta de Twitter a principios de agosto, en un video que lo muestra en la cancha. «Feliz de presentarles mi primera colección oficial de #NFTs disponibles en #Ethernity», agregó.

Las obras de la colección titulada «Messiverse» podrán adquirirse en la plataforma Ethernity Chain, conocida por crear piezas originales de NFT de iconos mundiales

 

¡Chupate esa mandarina!, decíamos en Baradero durante mi juventud, ante pequeñeces como éstas.

Hasta la próxima, ¡chau!

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París, 21 de agosto de 2021

 

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