Según la neurociencia dice que estamos programados genéticamente para conectar entre nosotros y para construir lazos emocionales con los que sentirnos seguros de ahí que una separación haga que salte al instante la señal de alarma en nuestro cerebro liberando al instante hormonas del estrés, conformando en muchos casos lo que se conoce como “el corazón roto“. Sin embargo, desde un punto emocional y psicológico, lo que sienten muchas personas es otro tipo de realidad,no solo es dolor sino una pérdida de energía y de aliento vital.

Entonces… ¿cómo volver a amar de nuevo si lo único que habita en nuestro interior es el polvo de un mal recuerdo? Es necesario que afrontemos estos momentos de otro modo.

Dar amor o evitar amar de nuevo

Todos tenemos un pasado, ya sea un bonito recuerdo o una triste memoria de quien nos hizo daño algunas vez. Esto repercute, aunque no lo queramos, en nuestra forma de ver las relaciones que tenemos luego. Al haber vivido determinadas experiencias nos hace que tengamos mayor madurez emocional y con ello podamos vivir el amor con mayor plenitud.

Aunque hay quienes debido a las malas experiencias vividas se vuelven reacios a tener una pareja por temor a volver a sufrir. Sin embargo, es necesario derribar una idea básica en estos procesos de lenta “autodestrucción”.

No debemos arrepentirnos de haber amado, de habernos arriesgado a un todo o nada por esa persona. Son esos los que nos hacen ser humanos y maravillosos. Vivir es amar y amar es dar sentido a nuestras vidas a través de todas las cosas que hacemos: nuestro trabajo, nuestras aficiones, nuestras relaciones personales y afectivas.

Sanar el amor perdido

Más allá de los géneros o del motivo por el cual se da una ruptura, deben quedar claras algunas cosas que debemos inyectar en nuestro corazón. Ningún fracaso emocional debe vetarnos nuestra oportunidad de ser felices de nuevo.

Borremos esa idea de que amar es sinónimo de sufrir. No alimentemos esperanzas o alarguemos el “chicle” de una relación que de antemano tiene fecha de caducidad. Una retirada a tiempo salva corazones y un adiós valiente cierra una puerta para abrir otra, esa donde el amor se conjuga siempre con la palabra FELICIDAD.

Porque nadie pierde por dar amor, pierde quien no sabe recibirlo ni cuidar ese inmenso regalo que pocos pueden dar. Por ello recuerda, nunca te arrepientas de haber amado y haber perdido, porque lo peor es no saber amar.

Fuente: ​La mente es maravillosa

Comentarios de Facebook