La mujer de la foto es Vicenta. Ella no vive en el barrio, pero tenía un terreno en Pedro Alonso y Martín Fierro que como estaba más alto que los demás, era el refugio de los chicos en las inundaciones. Ahí se servía la merienda cuando el barrio quedaba bajo agua, y de a poco fue tomando forma de comedor. Movida por un cariño enorme hacia esos niños del barrio, asiste 4 veces por semana a hacerles el almuerzo. El problema es que a ella tampoco le sobra nada. Estamos acostumbrados a que quienes están a cargo de comedores o merenderos pidan cada una de las cosas que necesitan -sino no podrían funcionar! Pero Vicenta y sus colaboradores son un caso único: no piden. En mis visitas al comedor la he encontrado racionando lo que le quedaba de unos paquetes de fideos y un pedazo de carne, haciendo pan casero, armando bolsas de galletitas, seleccionando ropa usada para regalarle a los chicos en la Navidad. Humildemente pero con un amor increíble. Y cuando se quedaba sin donaciones, vendiendo pollo asado, pan dulce o pan casero para recaudar fondos. Y tienen los amigos de siempre que son los que ya conocen su tarea y colaboran regularmente con lo que pueden. Muchos no saben que el comedor existe, porque “no vende”: no tiene banderas políticas, no la auspicia ninguna empresa, y quien colabora no recibe foto ni diploma ni aplausos; sólo la gran sonrisa agradecida de Vicenta. Lo único que la detiene es la lluvia muy fuerte, porque no puede entrar al barrio si las calles están tapadas de agua, algo que sucede cada vez que llueve un poco más de lo normal. Pero baja un poco el agua y los ojitos brillantes de los chicos la esperan. El comedor es el espacio donde esos niños juegan, comen, hacen los deberes, cuentan lo que les pasa, leen la Biblia, oran. Ven la puerta abierta y ya saben que ese día hay comedor. Y ahí aparece Vicenta y sus colaboradores, dando su tiempo y su energía para esos chicos, por el simple hecho de que Dios manda amar al prójimo. (Aunque a ella no le cuesta nada cumplir con ese mandamiento).

Esta mañana el comedor es noticia porque rompieron la puerta para robarle. Le robaron 9 kg de carne (oro en polvo) que tenían freezada para ir racionalizándola de a poco y una caja de hamburguesas. Casi casi que le roban la garrafa, pero no pudieron sacarla por la abertura. Ellos ya saben que Dios proveerá, pero no viene mal que entre todos le demos una mano. Si tenes algún alimento no perecedero o carne, podes hacérselo llegar lunes, martes, jueves o viernes en el comedor. No necesitas avisar, cerca de las 10:30 de la mañana la puerta se abre, se prende una olla y algo se cocina. Ahí vas a conocer el lugar, los encargados de esta obra y a los chicos. No te vas a arrepentir de haberlos ayudado!

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