Desde el 28 de junio de 1966, tras el derrocamiento del gobierno radical del Dr. Arturo Illia, el sillón de Rivadavia estaba ocupado, por el voto de los tres comandantes de las FF.AA., por el general Juan Carlos Onganía quien gobernaba a la tradicional manera de las dictaduras de entonces, porque ya se sabe que los gobiernos en nuestra América Hispana, se dan por épocas y la década del 60, impregnada de la onda expansiva de la Revolución Cubana, instalada en el gobierno de la isla caribeña desde el 1º de enero de 1959, preocupaba a los centros del poder occidental que intentaban asegurar sus privilegios mediante una serie de gobiernos obedientes al frente de los cuales colocaban a militares.
El fermento de lo que iba a suceder el 29 de mayo de 1969 en la ciudad de Córdoba, había comenzado un buen tiempo antes y, como siempre, iba a ser el movimiento obrero organizado quien iba a oponer tenaz resistencia al gobierno de Onganía.
Los suceso comenzaron en las primeras horas de la madrugada y los baraderenses los seguimos por radio y televisión. Sin redes sociales y, obviamente, tampoco Internet, ambos medios de difusión acaparaban toda la información en virtud de una inmediatez de la que carecían los diarios; por lo tanto, en las calles de la ciudad los vecinos comentaban lo que acontecía en el corazón de la provincia mediterránea, los comentarios se replicaban en las mesas de los cafés, por entonces «La Suiza», de Sta. Mª de Oro y Aráoz era el más popular y en cada lugar donde se hallaran dos o más personas. La población seguía con sumo interés los sucesos ya que si bien no era la primera vez que ocurría una protesta, ninguna había tenido semejante magnitud y, además, a medida que pasaban los minutos se vislumbraba el triunfo de los que protestaban.
Al frente de nuestro municipio se hallaba ¡cuándo no! don Luis Emilio Jeanmaire que hacía tres años había comenzado su periplo de comisionado de facto que continuaría hasta 1973 y que repetiría más tarde en el período 1976-1982. Varios años, todos ellos sin otra voluntad que la de las fuerzas armadas que lo designaron «a dedo» y él muy gustosamente aceptaba.
En la televisión se hizo conocido, desde esas horas, un periodista cordobés que transmitía los sucesos en vivo desde el lugar en que se producían: Sergio Villarruel. La cobertura del hecho le valió u importante salto en su carrera ya que a partir de allí Canal 13 lo contrató para que fuera a trabajar a Buenos Aires donde permaneció durante toda su profesión y dejó sus raíces.
En oportunidad de la protesta, a diferencia de otras anteriores, los estudiantes habían marchado junto a los trabajadores y comprendieron, en los hechos, el poder que esa alianza tenía. En el barrio Clínicas, mayoritariamente ocupado por estudiantes, se iniciaron las escaramuzas que, pasando las horas se trasformaron en una masiva protesta social de la que prácticamente participó el pueblo entero de la ciudad capital haciendo que las fuerzas represivas debieran retroceder.
Los sindicatos SMATA y Luz y Fuerza y Elpidio Torres, Hipólito Atilio López, Agustín Tosco, Jorge Canelles fueron los principales nombres de quienes organizaron y motorizaron la histórica protesta que, pocas horas más tarde, llevaría a Onganía al retiro, asumiría en su reemplazo el Gral. Guillermo Marcelo Levingston -llegado desde los EE. UU. donde desempeñaba una misión diplomático militar- pero hombre del verdadero sucesor de Onganía, el Gral. Alejandro Agustín Lanusse quien llegaba al gobierno convencido de la necesidad de terminar con la proscripción del peronismo y llamar a elecciones libres cosa que acontecería casi cuatro años más tarde.

Gabriel Moretti

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