Tómas Hodgers juega al rugby en el club Atlético del Rosario y su nombre se viralizó este miércoles 22 de enero en redes sociales por una carta de autocrítica, en la que admitió la violencia latente en el mundo del rugby, la «superioridad que sentimos» y llamó a dejar de encubrir «a los amigos o conocidos del club», todo en medio de la conmoción por el impactante crimen de Fernando Báez Sosa ocurrido en Villa Gesell. «Nadie se animó a decir que fuimos nosotros. Nosotros, los que vivimos en el hermético mundo del rugby, nos convencemos de que no tenemos nada que ver con diez u once loquitos que le pegan en el piso a un pobre pibe hasta matarlo. Nos desentendemos. Eso viene de casa, decimos para sentirnos mejor», arranca diciendo el mensaje difundido en redes por Hodgers, señalando que «nos indignamos porque creemos que nos estigmatizan, que nos ponen a todos en una misma bolsa e intentamos impetuosamente mostrarle a la sociedad qué tan equivocada está con ese prejuicio. Argumentamos que nuestros valores son superlativos y que no existe deporte más digno y honorable que el nuestro. Decimos que es un deporte de bestias jugado por caballeros y se nos infla el pecho». El mensaje del rugbier de Atlético del Rosario generó elogios, por la autocrítica que reclama al rugby en general, pero al mismo tiempo recrudecieron las críticas hacia los numerosos episodios de violencia que han tenido como responsables o implicados a quienes practican ese deporte. «Nos llenamos la boca hablando de Nelson Mandela y del respeto al árbitro, del tercer tiempo y de la camaradería. De la buena fe dentro de una cancha y del respeto a la autoridad. Nos creemos el ejemplo y nos creemos moral y físicamente superiores al resto. Es por este narcisismo colectivo, por este convencimiento ficticio que tenemos de nosotros mismos que nadie, ni una sola persona en el ambiente rugby se animó a decir que fuimos nosotros», indicó Hodgers. «Nadie se hizo cargo ni pidió perdón. Pero sí, fuimos nosotros, los que habitamos el diminuto mundo del rugby, los que formamos a diez desquiciados que mataron con saña y odio a un pendejo indefenso. Lamentablemente también eran nuestros los acusados de violar entre cinco personas a una chica en La Plata, y los que golpearon salvajemente a un linyera en Olivos porque estaban aburridos», agrega el joven en su carta, citando luego una serie de gravísimos incidentes con rugbiers de por medio. Quiénes son los rugbiers ‘hijos del poder’, imputados por el homicidio de Fernando Báez Sosa «También eran colegas los que abusaron de una chica en Miramar, los que le desfiguraron la cara a un pibito en Quilmes por chocar un auto y los tucumanos que casi matan a un empleado de un boliche en Pinamar. Es jugador de rugby, también, el rosarino al que filmaron golpeando salvajemente a su novia y que hoy camina como si nada hubiese pasado. Digámoslo, fuimos nosotros. Diciendo que fuimos nosotros vamos a poder mirar a los ojos a todas esas víctimas y pedirles perdón sin vergüenza. Vamos a poder decirles que somos responsables, pero que vamos a hacer todo lo posible para cambiar todo lo mal que se está haciendo. Como jugador de rugby les pido a todos los que formamos parte de este ecosistema que seamos los primeros que denunciamos y repudiamos estas cosas, y no los principales encubridores de un amigo o conocido del club. Tengamos los mismos huevos que tenemos en una cancha para mirar a la cara a ese padre, destruido por la muerte de su hijo por diez cobardes, y hacernos cargo. Digámoslo, fuimos nosotros, e intentemos cambiar». Esta tarde el fiscal general de Dolores, Diego Scoda, consideró que la intención de los diez rugbiers acusados por el crimen de Báez Sosa fue «claramente darle muerte al joven», explicando que todos los acusados podrían ser condenados a prisión perpetua.  «A dos -de los acusados- se les imputa la ejecución del hecho y al resto la participación, es decir, haber impedido que los amigos de la víctima lo pudiesen ayudar. Esa es la hipótesis», sostuvo Scoda. Crimen de Fernando Báez Sosa: cronología del caso que sacudió a Villa Gesell Además, el fiscal explicó que los ocho acusados de ser partícipes necesarios del homicidio impidieron que Báez Sosa fuese ayudado por sus amigos «con el propósito que la víctima siga siendo golpeada». «La alevosía se da porque los golpes se dan cuando la víctima estaba de espaldas y con la superioridad numérica entendemos que actuaron sobre seguro», explicó el funcionario judicial.

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